Desde pequeños productores hasta firmas como Turrialba Gourmet y Dos Pinos están alerta ante la presión que pondrá la desgravación arancelaria en 2025 sobre un mercado históricamente protegido
El DR-CAFTA se firmó en 2004 por Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Estados Unidos y República Dominicana. De acuerdo a lo negociado en este convenio, después de 10 años de su entrada en vigencia, empezaría a regir la paulatina desgravación arancelaria para los productos lácteos de todas las partes.
Centroamérica era una región protegida, pero Costa Rica en particular tenía un arancel del 65% en el 2014. La cifra actual del arancel de importación de CAFTA es del 19,8%.
Todos los productos lácteos tienen aranceles diferentes. Jaime Morales, gerente de Comercio Exterior de Grant Thornton explicó que mientras el lactosuero quedó con libre comercio, otros productos como la leche evaporada y la leche condensada quedaron con desgravación a 10 años.
Para la leche líquida y el yogurt se pactó una una reducción del arancel a 20 años y es precisamente lo que quedaría “abierto” a partir del 2025.
“Este tipo de categorías de desgravación buscan que las industrias que deben competir con productos del exterior puedan prepararse. El libre comercio en esos productos va a generar un mayor dinamismo”, expresó Morales.
La competencia directa para el país sería con los productos originarios de Estados Unidos, pues ya con Centroamérica y República Dominicana se tiene libre comercio con el segmento de lácteos.
Por ejemplo, desde Nicaragua se importa leche fluida, leches saborizadas, leche en polvo y yogurt, principalmente. De El Salvador vienen cantidades crecientes de yogurt y queso. Desde hace varios años, los helados guatemaltecos están presentes en el mercado nacional y de Panamá llegan quesos, leches condensadas y evaporadas.
La liberación de la actividad en la región se había dado en el marco del Tratado General de Integración Económica Centroamericana. Y con el CAFTA, también se garantizó el acceso a ciertas cantidades de productos (como el queso) a través de los contingentes, una herramienta que garantiza un acceso mínimo a un mercado —con una cuota determinada por el Ministerio de Comercio Exterior para importadores— sin pagar arancel.
Costa Rica produce aproximadamente 3 millones de litros de leche diarios entre 28.000 fincas lecheras ubicadas en zonas rurales del país como en Santa Cruz, San Carlos y Zarcero. De esa cifra total, Dos Pinos procesa 1,4 millones, según datos de la Cámara Nacional de Productores de Leche.
Por otra parte, registros del Servicio Nacional de Salud Animal (Senasa) indican que en el país hay alrededor de 300 empresas lácteas, en su mayoría micro, pequeñas y medianas. Estas destinan el 80% de su producción para abastecer el mercado nacional y el restante se exporta.
Asimismo, la mayor parte de la producción se destina a la elaboración de quesos, leche fluida, natilla y mantequilla.
Actualmente, el sector lácteo costarricense lucha contra una tormenta perfecta compuesta por el alza en precios de materias primas derivadas de la crisis de contenedores y la guerra en Ucrania, los embates del cambio climático, con el cierre del mercado panameño desde 2020 y a tres años del libre comercio con los Estados Unidos.
“La creciente alza de insumos ha puesto los costos de producción en niveles nunca vistos. El aumento de los combustibles, fertilizantes y componentes de la nutrición de las vacas ha obligado a algunas empresas a cerrar su actividad y tiene a otras en crisis”, destacó Ivannia Quesada, presidenta de la Cámara.
Fuente: Nicole Pérez, El Financiero (https://www.elfinancierocr.com/economia-y-politica/empresas-de-lacteos-afilan-sus-armas-para/YXP44AC4IVHN7AQURX6UYXA5II/story/#Echobox=1656221509)
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