En un orden mundial en transformación, con el surgimiento de nuevos actores que presionan por una configuración multipolar, los países y bloques regionales están recalibrando sus políticas y posiciones geopolíticas.

Desde la crisis financiera de 2008, una sucesión de crisis, acompañada del cambio tecnológico y la emergencia ambiental, ha transformado la naturaleza de la globalización, reduciendo las razones de eficiencia económica y aumentando las de geopolítica. América Latina y el Caribe (ALC), una región con 664 millones de habitantes, rica en recursos naturales y con un valor del 5,6 % del PIB mundial, también está redefiniendo su papel económico y geopolítico. Esta sucesión de crisis, nacidas lejos de las fronteras geográficas de América Latina, han sacudido los cimientos de todo el subcontinente. La LCA, considerada por algunos como el pilar sur de facto de la Alianza Atlántica, se desliza hacia una posición marginal: proveedora de materias primas y productos agroalimentarios a China y en la búsqueda -hasta ahora infructuosa- de un papel geopolítico relevante.

La ALC, debido a su estructura económica y al recrudecimiento de problemas socioeconómicos históricos, atraviesa una fase de inestabilidad política, con frecuentes cambios de gobierno, protestas y políticas públicas ineficaces. Por otro lado, ALC se reafirma como una región estratégica para la política exterior europea y, sobre todo, italiana; relevante, pero hacia el cual no existe una política a largo plazo. Y esto a pesar del vínculo natural entre la Unión Europea (UE) y ALC, basado en intercambios económicos, lazos históricos y compartir valores liberales (democracia, derechos humanos, multilateralismo, derecho internacional, libre mercado).

Un socio con el cual contar en los foros multilaterales: la UE y la LCA juntas representan un grupo de 60 países, que pueden actuar juntos en organismos internacionales, la ONU, el G-20, la OMC, guiados por intereses y valores comunes. Y también para apoyar el comercio y la inversión (con oportunidades asociadas a los procesos de nearshoring), y con abundancia de materias primas imprescindibles para la transición verde y la estrategia Green New Deal propuesta por la Unión Europea. El interés de Italia por la región muestra una tendencia fluctuante, pero hay espacio para acciones incisivas, a través de los instrumentos de política exterior que Roma tiene a su disposición, y para contribuir activamente a determinar la política europea, en colaboración con Madrid.

 

El documento es el resultado del trabajo conjunto de los think tanks que participan en el proyecto “Comunidad Italiana de Política Exterior”.

(Fuente: https://www.iai.it/it/pubblicazioni/america-latina-e-caraibi-unopportunita-la-politica-estera-italiana )

 

Pueden descargar el documento completo en italiano por medio de este enlace: https://drive.google.com/file/d/1HF5_eSS0c9RZDjKDrqGpp23l_TP9wczW/view?usp=sharing